Es un instrumento autóctono de la Península Ibérica cuya característica fundamental es la de poseer dos filas de cuerdas cruzadas. En una de las filas se afinan las notas diatónicas, que corresponden a las teclas blancas del piano, y en la otra las cromaticas cuyo equivalente serian las teclas negras. Ambas filas salen del mismo lado de la cabeza o clavijero, pero las cromaticas están colocadas mas arriba que las diatónicas de tal manera que, al ir a fijarse en la tabla armónica, se cruzan a unos centímetros del clavijero formando un entramado o entretejido, término, este último, que nos encontramos en el libro titulado Misceláneas del cortesano Luís Zapata (1526-1595) donde dice: “Invención nueva es bemoles y semitonos con añadidas y entretejidas cuerdas en las arpas”.
Según los estudios realizados por Cristina Bordas, la expresión “arpa de dos órdenes” aparece por primera vez en un documento datado en 1602, en el que el violero (nombre con el que se designaba a los constructores de instrumentos de cuerda frotada y pulsada) Juan de Rojas Carrión nombra a su abuelo Juan de Carrión, también violero diciendo: “Fue el primero que invento las harpas de dos órdenes…”
Además de contar con abundante iconografía sobre el arpa de dos órdenes, donde se aprecia que casi todos los arpistas tocaban de pie, se conserva un número importante de instrumentos originales recogidos en colecciones particulares, museos o conventos, que certifican la existencia y el uso, extendido por toda la Península Ibérica, que de este instrumento se hizo hasta bien entrado el siglo XVIII. El último libro publicado donde aparece la expresión “arpa de dos órdenes”, es el escrito por Pablo Minguet e Yrol, titulado: “Reglas y advertencias generales…”, editado en Madrid e 1754
NURIA LLOPIS ARENY en: «Ecos de Cifra»

El Arpa Barroca Española de “dos ordenes” desapareció del panorama musical español a mediados de S.XVIII. como consecuencia, entre otras causas, de las llamadas Amortizaciones llevadas a cabo en España en esta época. Tampoco se le echó mucho de menos en este ámbito, pues habían de transcurrir relativamente pocos años, para la aparición del nuevo instrumento fruto del genio mecánico de Sebastián Erard que introdujo de forma definitiva en toda Europa, el cromatismo en el Arpa, cayendo en el olvido todos los intentos previos de otros autores anteriores y contemporáneos de este Constructor.
Hubo que esperar a las investigaciones del Maestro Nicanor Zabaleta Zala, publicadas en «Harp News»,California,1953, para recordarnos a todos que el arpa española de “dos ordenes” había existido y cual había sido su protagonismo durante la época Barroca.
Aunque Zabaleta fue un innovador, referido al “Arpa de Pedales”, introduciendo en ella el octavo pedal, no tuvo, sin embargo y a su pesar, opciones para recuperar el Arpa de “dos ordenes”, mas allá de sus valiosas investigaciones.
Sin duda influenciada por su Maestro, D. Nicanor Zabaleta, fue Nuria Llopis Areny quien aceptó este reto a mediados de los 70, del pasado Siglo XX., consiguiendo su propósito algunos años mas tarde, gracias a una serie de felices coincidencias en las capacidades de sus colaboradores, tanto de los encargados de la búsqueda de instrumentos originales, como de los dedicados a la construcción de sus replicas, así como a su propio esfuerzo investigador en las técnicas necesarias para poder ejecutar música con este instrumento utilizando la “Tablatura”.
La primera presentación pública de las Nuevas Arpa de “dos ordenes” del Barroco Español, se llevó a cabo en 1983 en el marco del XXX, Festival Internacional de Música y Danza de Granada (España) y su exhibición internacional dos años mas tarde, 1985, en el I Simposio Internacional de Arpas Antiguas celebrado en La Schola Cantorum de Basilea (Suiza), con la mejor aceptación de los participantes en este evento, por sus cualidades sonoras.
Se puede afirmar sin la menor presunción que la recuperación para la época actual del Arpa Barroca Española, también llamada Ibérica, se debe a su obstinada labor. Con ello, este instrumento, vuelve a ocupar el lugar de honor entre los de su género que nunca debió haber perdido. Nuria Llopis Areny continua su labor divulgativa para la consolidación de este hallazgo y la música escrita para él, con un trabajo musical y didáctico permanente en recitales y clases, allá donde sea requerida.
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